«El periquillo sarniento» de José Joaquín Fernández de Lizardi, una de las primeras novelas latinoamericanas

Imagen cortesía de Nuestro Stories.

Los latinoamericanos han hecho contribuciones destacadas al léxico literario: de García Márquez a Acosta, de Cisneros a Bolaño, muchos llegaron y allanaron el camino para que más y más escritores latinos dejen su huella en el mundo, pero ¿cuando se trata del original, el pionero? Ese título le corresponde a José Joaquín Fernández de Lizardi, ampliamente conocido como el autor de El periquillo sarniento, la primera novela latinoamericana.

Lizardi nació en la Ciudad de México cuando aún era considerada la capital de la Nueva España. Su padre falleció a causa de una breve pero mortal enfermedad en 1798, cuando José tenía veintidós años. La repentina muerte del patriarca de su familia obligó a Fernández de Lizardi a abandonar sus estudios y adentrarse en el mundo de la función pública, en donde conoció a su esposa María.

Su salario, aunque decente, no era suficiente como para mantener plenamente a su familia, especialmente porque seguía creciendo. En cuanto a su capacidad para escribir, Fernández de Lizardi empezó a obtener ingresos adicionales publicando diversas obras mientras desempeñaba su cargo de teniente de justicia en Taxco.

Un talento nacido de la necesidad

Fernández de Lizardi estaba sirviendo en Taxco durante la Guerra de Independencia de México y, en 1810, las fuerzas de Morelos llegaron a Taxco. Era bien conocido por mantener su política en el centro de ambos lados e intentó usar ese punto de vista cuando actuaba en nombre de Taxco.

Le entregó la armería a Morelos y al mismo tiempo alertó a los españoles sobre los movimientos de las fuerzas. Si bien mantuvo la paz por un tiempo, en 1811, Fernández de Lizardi fue hecho prisionero como simpatizante rebelde por entregar la armería. Lo enviaron a un campo de prisioneros de guerra en su ciudad natal, Ciudad de México. Una vez allí, sin embargo, apeló al virrey y posteriormente fue puesto en libertad.

Luego, se vio obligado a empezar de nuevo sin nada, habiendo perdido todo lo que tenía durante el proceso de encarcelamiento. Sin empleo y sin una fuente estable de ingresos, comenzó a depender de sus escritos como fuente principal de ingresos, hasta que la libertad de prensa fue limitada por una declaración en 1812.

Fernández de Lizardi creó entonces El pensador mexicano, que publicaba críticas sociales sobre los problemas del momento, directamente en discordia con las limitaciones impuestas por el gobierno. En nueve números, Fernández de Lizardi publicó un ataque escrito contra el virrey español Venegas, que lo llevó a prisión durante siete meses antes de ser liberado. A pesar del encarcelamiento, continuó publicando El pensador.

Su discurso político y su creciente desilusión con los poderes fácticos lo llevaron a pasar del periodismo a la literatura para transmitir su cada vez más poderoso punto. A partir de esta transición, Fernández de Lizardi publicó en 1816 El periquillo sarniento, una serie de capítulos de periodicidad semanal que contaba la historia de Pedro Sarmiento, apodado Periquillo Sarniento (loro sarnoso) por sus amigos. La serie sigue a Pedro a través de sus desventuras de la vida mientras intenta encontrar una manera de sobrevivir. Al igual que Fernández de Lizardi, Pedro nació en una familia criolla, de ascendencia española en México durante la era de la Nueva España, pero cuyo estatus provenía únicamente de la ascendencia, sin el dinero, la nobleza y la riqueza que lo respaldaran. A lo largo de la serie, Fernández de Lizardi usó las historias de ficción como disfraz, coqueteos alegóricos que le permitieron expresar su política sin temor a la censura o las repercusiones… al menos al principio.

Fernández de Lizardi pudo publicar los primeros tres volúmenes de El periquillo antes de que el gobierno se diera cuenta y posteriormente censurara los últimos cuatro volúmenes y no fue sino hasta 1831 que se imprimieron.

Vistas a través del alcance de una novela anticolonial, las historias de El periquillo fueron, a su manera, un llamado a la acción para que muchos en todo México encontraran su propio sentido de lo que la nación podría y debería ser y es considerada no solo la primera novela latinoamericana sino una fundamental.

Por Liv Styler

Olivia Monahan es una periodista, editora, educadora y organizadora chicana en Sacramento cuyo único objetivo es arrojar luz sobre historias de nuestras comunidades más impactadas y marginadas, pero, aún más importante, que esas historias humanicen a quienes normalmente quedan excluidos. Es finalista de la Beca Ida B Wells de periodismo de investigación 2022, miembro de Parenting Journalists Society y ha publicado en The Courier, The Sacramento Bee, The Americano y Submerge Magazine, entre otros.

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