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Lida Melba Benavídez Tabárez, conocida como Lágrima Ríos, fue una cantante afrouruguaya considerada la dama de las canciones del candombe, un estilo de música que se originó en Uruguay entre los descendientes de africanos anteriormente esclavizados. Su voz, llena de anhelo y poder, le valió también el nombre de “La perla negra del tango”.
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Ríos nació en Durazno, Uruguay, en 1924, de una madre que solo tenía quince años. Nunca conoció a su padre, pero estuvo rodeada del amor de sus abuelos maternos. Su abuela llegó a Uruguay con un grupo de esclavos que escaparon de Brasil cruzando el río Yaguaró. Dijo que su abuela era una mujer que “cortaba lo malo con tijeras”.
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Revelando la vida de Lágrima Ríos
Cuando era niña, su sueño era ser bailarina. Lágrima Ríos y su mamá dejaron Durazno y pasaron de uno a otro empleo, obligadas a ir a donde había trabajo. Ríos se sentaba a escuchar música en la radio en las casas en las que su mamá trabajaba como empleada doméstica, cocinera o lavandera. Memorizaba la letra y la música y las cantaba y bailaba.
Lágrima contó que, a los tres años, se enamoró del canto por la música que escuchaba en aquellas casas con su mamá; no obstante, el gran avance que definiría el resto de su vida se produjo en 1956, cuando ganó un concurso de canto organizado por un periódico y una estación de radio locales.
Alberto Mastra, cantante y compositor uruguayo y su maestro, le dijo a Lágrima Ríos:
“Cambiaremos tu nombre: puedes elegir Armonía o Lágrima. Eligió Lágrima, porque las lágrimas no siempre son tristes, sino que las mayores alegrías también pueden hacernos llorar”.
A partir de entonces, considerando las diversas agrupaciones que integró, fue la voz femenina del candombe, la esencia más noble del canto mestizo y africano.
En 2009, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) inscribió al candombe en su Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Además, su interpretación de Vieja viola figura en el libro 1001 canciones que debes escuchar antes de morir y deberías hacerlo, pues es nostalgia en una voz profundamente texturizada que te llevará a casa, confía en mí.
“Vieja viola, garufera y vibradora
de mis años de parranda y copetín
la de tantas serenatas a la lora
que es la dueña de mi cuore y patrona del bulín
¡cómo estás de abandonada y silenciosa!
¡Después que fuiste mi sueño de cantor!
Quien te ha oído sonar papa y melodiosa
no dice que sos la diosa de mi pobre corazón
Es que la gola se va
y la fama es puro cuento
y andando mal y sin vento
Todo, todo se acabó
hoy solo queda el recuerdo
de pasadas alegrías
solo estás vos, viola mía
hasta que me vaya yo”.
Por Susanne Ramírez de Arellano
Susanne Ramírez de Arellano es una escritora y crítica cultural que fue periodista, productora de televisión y directora de noticias. Vive entre San Juan y Nueva York y actualmente está haciendo su primer intento de escribir una novela.