En el deslumbrante mundo del cine persiste un relato desalentador: los hispanos y latinos siguen estando infrarrepresentados.
Así se desprende de un reciente estudio publicado esta semana por la Iniciativa de Inclusión Annenberg de la Universidad del Sur de California.
Este extenso análisis no ha dejado piedra sin remover, examinando meticulosamente la representación de más de 62,000 personajes con diálogo, al tiempo que también ha echado un ojo inquisitivo a la participación de 13,000 directores, productores y directores de casting.
Los resultados son reveladores.
«Hay una clara y persistente falta de historias centradas en actores hispanos/latinos y en la experiencia hispana/latina», dijo Ariana Case, autora principal del estudio, a The Guardian. «A pesar de la profusión de talento de esta comunidad, existe una clara reticencia por parte de la industria del entretenimiento a desarrollar y distribuir estas historias».
Una lucha de décadas
A pesar de que los latinos constituyen un importante 20 por ciento de la población del país, menos del 5 por ciento de todos los directores de la industria cinematográfica son de origen hispano/latino. Para agravar esta asombrosa disparidad, solo cinco de estos 82 directores eran mujeres.
Sin embargo, el desequilibrio no se detiene ahí, en la dirección.
Incluso cuando en las películas aparecen ocasionalmente personajes hispanos o latinos, sus papeles suelen limitarse a estrechos estereotipos, representándolos como inmigrantes o personas con bajos ingresos.
Estas son las cifras: el estudio revela que el 24.4 por ciento de los protagonistas son inmigrantes. El mismo porcentaje se encasilla como personas con bajos ingresos.
Y lo que es aún más desconcertante, más de la mitad (57.8 por ciento) de estos personajes fueron relegados al papel de delincuentes, y casi la mitad (46.2 por ciento) a delincuentes violentos. El 40 por ciento de estos papeles se caracterizaba por la ira o el comportamiento temperamental, mientras que casi un tercio (31.1 por ciento) eran sexualizados, reduciéndose sus identidades a meros objetos de deseo.
«… más de una cuarta parte fueron presentados únicamente como el alivio cómico de su película, a menudo frente a un personaje blanco más tridimensional», reporta The Huffington Post.
En una época en la que el llamamiento a la diversidad y la representación auténtica nunca ha sido tan fuerte, estos resultados revelan la triste verdad de la industria cinematográfica.
«Los hispanos/latinos no son una comunidad monolítica, pero el cine ofrece una imagen muy limitada que hace poco por comunicar lo diverso que es este grupo», dijo Case a The Guardian. «Casi no hay representación del abanico de comunidades que engloba este grupo étnico. Pocas mujeres, pocos hispanos/latinos LGBTQ+ y muy pocos hispanos/latinos con discapacidades aparecen en el cine».
A los actores afrolatinos, a pesar de su potencial para enriquecer la narrativa, se les asignó menos del 1 por ciento de todos los papeles principales o coprotagonistas, lo que perpetúa el viejo hábito de la industria de pasar por alto estas voces.
Se trata de un duro recordatorio de la ardua batalla que hay que librar para conseguir una auténtica representación y diversidad en el mundo del cine.