Frida Kahlo y Diego Rivera, dos nombres que resuenan en los pasillos de la historia del arte, mantuvieron una apasionada relación amorosa grabada en el lienzo del tiempo. Su unión fue una obra maestra pintada con los vivos matices del amor y el dolor.
Incluso Kahlo dijo una vez: «Sufrí dos graves accidentes en mi vida. Uno en el que un tranvía me derribó. … El otro accidente es Diego».
Él tuvo un romance con la hermana de ella, Cristina. Ella tuvo un romance con uno de sus héroes políticos, León Trotsky.
«Era una relación que reflejaba las turbulencias que les rodeaban: un ciclo de infidelidades y comportamientos violentos con el telón de fondo de un país en plena reconfiguración de su identidad, una guerra mundial y la agitación política», explica un artículo reciente, The Story of Frida & Diego: Love, Lust, Comfort, and Chaos.
A pesar de todo, sin embargo, permanecieron juntos hasta el final.
¿Quiénes eran Frida Kahlo y Diego Rivera?
Nacida en Ciudad de México en 1907, Kahlo es la artista revolucionaria que desafió normas y convenciones. Convertida en una de las artistas más famosas del mundo, sus autorretratos, adornados con colores vibrantes y emociones crudas, dejaron al descubierto sus luchas físicas y emocionales.
La vida de Kahlo estuvo marcada por el dolor. Primero sufrió físicamente la poliomielitis cuando era niña, y luego tuvo un accidente de autobús casi mortal a los 18 años, que le dejó toda una vida de batallas contra la salud. Sin embargo, transformó su sufrimiento en arte, convirtiéndose en un icono de resiliencia y autenticidad para millones de personas que hoy la adoran en todo el mundo.
Rivera, nacido en México en 1886, fue una fuerza de la naturaleza como muralista de renombre. Sus grandes frescos aún adornan espacios públicos, en su país natal, México, y en Estados Unidos, y narran la historia, la cultura y las luchas sociales de México.
El arte de Rivera era audaz, político y sin complejos. Era un hombre de contradicciones: carismático pero obstinado, apasionado pero imperfecto. En cuanto a su vida personal, tenía fama de mujeriego.
Cómo se conocieron: el apasionado amor de Kahlo y Rivera
En 1922, Frida Kahlo era una joven estudiante cuando conoció a Diego Rivera, ya un artista de renombre. Su encuentro fue fortuito, una colisión de almas que alteraría el curso de sus vidas. Kahlo solo tenía 15 años, y Rivera, 37. A pesar de la diferencia de edad, su conexión fue eléctrica.
«Ambos eran apasionados del renacimiento de la identidad de su país poco después de la Revolución Mexicana; los artistas se conocieron en 1928 a través del Partido Comunista Mexicano», explica ContextTravel.
Se enamoraron y en 1929 se casaron. Su diferencia de edad y de aspecto fue tema de conversación desde el principio. «Cuando se casaron, los padres de ella los llamaban ‘el elefante’ y ‘la paloma'», escribe la BBC.
Un amor que desafió los convencionalismos
Su matrimonio no fue un asunto ordinario. Las aventuras de Rivera eran famosas, pero al parecer Kahlo se mantuvo firme. Ella también tuvo sus amantes, entre ellos el famoso revolucionario ruso León Trotsky.
Su amor era apasionado, volátil y absorbente.
«Todo lo que necesitas saber está en la forma en que los dos artistas se retrataron mutuamente en sus obras», escribe la BBC.
Es cierto. Como artistas, ambos se exhibieron mutuamente en sus cuadros. «Aquí nos ven, a mí, Frieda Kahlo, con mi queridísimo esposo Diego Rivera», escribió Kahlo en su retrato de 1931 Frida y Diego Rivera.
Se divorciaron en 1939, solo para volver a casarse un año después. Por suerte, durante este tiempo, Kahlo siguió documentando su relación.
“Autorretrato como tehuana (1943) (a menudo referido como Diego en mi mente), fue comenzado en 1940, durante el breve interludio entre los dos matrimonios volátiles de la pareja», explica la BBC. «Muestra a la artista vestida con el encaje del traje tradicional mexicano, rodeada surrealistamente por un jirón de fibras como telarañas que parecen agrietar el cristal invisible de la obra, como si el parabrisas de su espíritu hubiera sido golpeado por una piedra existencial».
El dúo artístico
Frida y Diego eran más que cónyuges; eran colaboradores que se apoyaban mutuamente en su arte.
Entre 1930 y 1934, cuando viajaron a Estados Unidos, Rivera pintó murales que reflejaban sus ideales comunistas. Por su parte, Kahlo pintó más autorretratos y obras inspiradas en estadounidenses notables, como El retrato de Luther Burbank, de 1931.
Los autorretratos de Kahlo revelaban su dolor, mientras que los murales de Rivera hablaban de revolución. Eran el yin y el yang, el fuego y el agua, creando una disonancia armoniosa que resonó en todos los continentes, según uno de los muchos artículos escritos sobre su relación.
Legado e influencia duradera
Historiadores, entusiastas del arte y fans coinciden en que Kahlo y Rivera dejaron una huella indeleble en el arte y la cultura.
Su amor fue su obra maestra, y su dolor fue la paleta. «Dos de los artistas más destacados del siglo XX, mantuvieron emociones e ideas revolucionarias, unidos en una relación explosiva, apasionada y a menudo perjudicial que duraría hasta la muerte de Frida Kahlo en 1954», escribe ContextTravel.
Escultura de bronce de Frida Kahlo y Diego Rivera, en el Parque Frida Kahlo, centro de Coyoacán. Foto de Inés Suárez R., CC BY-SA 4.0 https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0, vía Wikimedia Commons
En la galería del amor, su historia de amor susurra a través de las pinceladas, invitándonos a abrazar el caos de la vida y a encontrar la belleza en la ruptura.
«Por muy volátil que fuera su matrimonio, preservar el legado de Frida Kahlo dice mucho de la ternura que Diego sentía por Frida», escribe ContextTravel.