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El nombre de Alicia Escalante no es conocido, pero debería serlo. Es cierto que tal vez no sea tan reconocida como la líder sindical latina Dolores Huerta o la feminista estadounidense Gloria Steinem, pero, aun así, Escalante merece un lugar en la historia como una de las activistas chicanas más importantes de su época. Lideró la lucha por la justicia y la dignidad, especialmente para las mujeres de color menos afortunadas, durante la explosiva década de 1960.
El lema de Escalante era que nunca se debe de subestimar el poder de una mujer. Desarrolló un feminismo chicano de base que luchó por la justicia económica y la dignidad social que trascendía a la comunidad latina y que abarcó a todos los marginados, las madres solteras y las mujeres que sufrieron abandono.
Ella les dio a estas mujeres –muchas de ellas invisibles para el resto de la sociedad– una voz poderosa.
¿Quién fue Alicia Escalante?
Escalante nació en El Paso, Texas, en 1933, cuando los mexicanoestadounidenses sufrían racismo y discriminación extremos. Siendo la mayor de siete hermanos, su educación fue dura. La madre de Escalante dejó a un esposo abusivo.
Con solo doce años de edad, Escalante se escapó en busca de su madre y se reunió con ella en el Este de Los Ángeles. La familia apenas sobrevivió con la escasa ayuda de la asistencia social.
Como escribió más tarde, «la asistencia social parece ser solo una forma de aliviar la conciencia de la sociedad».
Escalante se encontró en la misma situación que su madre: luchando sola para mantener a cinco hijos. Su único recurso era el acceso al bienestar social, pero, desafortunadamente, de nuevo descubrió de primera mano qué tan punitivo era el sistema, especialmente para las madres solteras de color.
Fue testigo del maltrato a las mujeres, especialmente afroestadounidenses y latinas, que dependían de asistencia social “sin tener culpa alguna”. Vio el hambre oculta de los pobres y cómo el sistema de bienestar social era un balón de fútbol político en el que los pobres se empobrecían y los ricos se enriquecían.
Decidió contraatacar.
El nacimiento de ELAWRO
Se convirtió en una destacada activista del Movimiento Chicano y fundó la Organización de Derechos de Bienestar Social del Este de Los Ángeles (ELAWRO) en 1967. Organizó reuniones comunitarias con mujeres pobres para educarlas sobre sus derechos y su defensa directa; asimismo, luchó contra la brutalidad policial y la guerra de Vietnam.
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En 1968, fue encarcelada mientras protestaba por el despido del maestro Sal Castro, quien apoyó las huelgas de estudiantes en el Este de Los Ángeles. Escalante también creó un periódico bilingüe –La causa de los pobres– cuando se dio cuenta de que su escritura era una forma de crear movimiento. Escalante luchó para cambiar las políticas para acceder a bienestar social a nivel estatal y nacional y alzó su voz y su pluma en contra de la esterilización de mujeres de color.
Escalante entendió que para luchar por la justicia económica y el respeto a uno mismo había que luchar contra el racismo, el clasismo y el sexismo; sin embargo, la pregunta que seguía planteándose era “¿Estás dispuesta a conformarte con esas migajas que hay sobre la mesa? Yo no. Ese es el símbolo del Movimiento Chicano en todas partes”.
En 2009, el Comité Nacional Chicano de Moratoria reconoció su trabajo. Escalante donó sus artículos a los Archivos Étnicos y Multiculturales de California. Su nombre debe estar al frente y al centro del panteón de feroces luchadoras latinas.
Escalante demostró que no todos los héroes usan capa.