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Edson Arantes do Nascimento, conocido en todo el planeta simplemente como Pelé, es considerado el mejor jugador del mundo.
Amaba el juego y el juego lo adoraba. Pelé: veloz, fuerte y hábil, jugó los partidos con inteligencia y generosidad. Tenía control, ritmo, potencia y visión. Verlo jugar era ver a un maestro trabajando.
El poder de Pelé trasciende el fútbol. Es una fuerza unificadora en Brasil y en el mundo, un símbolo de esperanza. El fútbol es el alma de Brasil y Pelé es su rey.
La formación del legado de Pelé llegó pronto
Fue profético sobre su carrera. Cuando Brasil perdió en el Mundial de 1950 ante Uruguay, Pelé, apenas un niño, le prometió a su padre, entre sollozos, que lo recuperaría.
Y una vez fue declarado tesoro nacional, uno que no podía exportarse desde el país. Fue durante una sesión de emergencia del Congreso después de que los clubes italianos acudieran a buscar la firma del adolescente.
Pelé tenía sólo 16 años cuando entró por primera vez en el campo de fútbol. Anotó para Brasil en 1957 contra Argentina, con lo que inició una carrera icónica. Luego, más rápido de lo que un árbitro puede cantar “gooool”, disparó y anotó directamente a través de la red dos veces en la final contra Suecia y levantó la primera Copa Mundial de la historia de Brasil.
Pero cuatro años después, en el Mundial de Chile en 1962, una lesión en un partido con Chevoslovaquia puso freno a Pelé. Brasil aguantó para retener la copa y Pelé capturó una segunda medalla de ganador. Pero fue un duro golpe.
Y vendrían más porque, en ese momento, el talento de Pelé lo había convertido en un objetivo. Era el verano de 1966 y el lugar era Goodison Park, sede del Everton Football Club. A Pelé le molieron a patadas; golpeado y magullado, más que anularlo por el resto del juego, le amargaron para siempre en el juego internacional.
La derrota sería 3-1 y no pudo hacer nada para evitarla. Puso fin a los ocho años de posesión del trofeo Jules Rimet por parte de Brasil. Pelé se hizo a un lado cuando su país lo necesitaba: el régimen militar había asumido el poder tras el golpe de Estado de 1964.
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Pelé, una leyenda del fútbol y más
Se convirtió en padre y realizó una gira por Sudáfrica, donde lo recibieron como un héroe nacional. Pero cuando Pelé regresó al deporte rey, era un hombre diferente.
Regresó más fuerte y maduro, y su actuación en el Mundial de 1970 lo demostró. Y también mostró otro de los atributos de Pelé: la humildad. Con un movimiento fluido, deslizó el balón hacia el camino del goleador.
Hoy tiene 82 años y sufre problemas de movilidad, pero su carrera es un brillante ejemplo de una vida bien vivida, con altibajos, remontadas y resiliencia. Hay un documental titulado Pelé, que cuenta toda la historia. Bien vale la pena verlo. Es la historia de un gran hombre y un Rey.
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Por Susanne Ramírez de Arellano
Susanne Ramírez de Arellano es una escritora y crítica cultural que fue periodista, productora de televisión y directora de noticias. Vive entre San Juan y Nueva York y actualmente está haciendo su primer intento de escribir una novela.
